España y muchos de ellos ya están bastante españolizados.
En cambio nada mas entrar en l'ulivo te sientes como si estuvieras en
Italia. Carmelo y todo su personal te saludan cálidamente al llegar.
El local, con paredes de ladrillo visto y tonos cálidos, es muy
acogedor, y uno ya se siente como en casa de un amigo en plena
Sicilia, de donde son los dueños.
Hoy es la segunda vez que voy y me ha gustado casi más que la primera,
y volveré. La marca de la casa es materia prima de primera y
elaboraciones caseras y sencillas. Hemos compartido de primero una
burrata con salsa de funghi y de segundo espagueti con un magnifico
pesto casero con tomates secos, acompañado de un vino tinto de la casa
ideal para la ocasión y los platos.
De postre tiramisú que hacen ellos mismos, café y limoncelo. Todo
30€ por persona. También tienen pizzas y otras cosas interesantes
que probaremos otro día.
El servicio es excelente, y Carmelo el cocinero sale a menudo a
preguntar que tal, charlar sobre el menú, los productos... bueno, como he dicho otras veces a mi me encanta ese trato directo con el
artista, y salgo muy contenta.
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