lunes, 28 de junio de 2010

SUDESTADA

La ventaja de estar casada con un "gourmet-adict", es que en cuanto se abre un sitio nuevo y bueno, allí estamos los primeros para conocerlo, y cuando desembarcó Sudestada en Madrid desde el otro lado del charco, allí me llevó Luis, el gourmet-adict de la familia. Era un pequeño local con encanto en la calle Modesto Lafuente y sólo tenía unas 10 mesas y la barra. Y había mesas libres, sí, al principio siempre había al menos una mesa libre. Pero eso fue hace 4 años cuando no tenía la bien merecida fama de ahora.

Lo que más me gustó fue reencontrarme con los típicos Nems que ya habíamos probado "in situ" (Vietnam) en verano del 97. Desde entonces no dejábamos de buscar en vietnamitas, chinos, etc. y la verdad es que los llegamos a comer en un vietnamita cerca de la puerta de sol, los auténticos!! de cerdo fermentado y chiquitines como un meñique, pero el sitio cerró al poco tiempo.

Lo segundo fueron los Dumpling, que también antes los encontramos en Delic de la plaza de la Paja, igual de deliciosos, pero ese sitio es imposible, siempre lleno y el servicio malo y lento.

Lo siguiente fue probar el curry para ser ya una fan "incondicional" de Sudestada, me encanta la comida picante, pero la que pica de verdad! Si voy a Londres me compro la salsa india más picante del mundo, en Méjico me como los jalapeños enteros bajo la mirada sorprendida de los lugareños. Cuando ví aquí esas guindillas enteras, me las como todas, y me gusta decir que a mí Sudestada es el único restaurante que me hace llorar.


Durante meses comimos con la cerveza Kirin o vino blanco, pero llegó un día que probamos la caipiriña y me hice adicta. Bebida que no me gusta y sólo tomo aquí. Es un secreto a voces que entre 4 amigas llegamos a bebernos 16 !!! están tan ricas que entran como el agua, con azúcar morena, granada fresca.... (mientras escribo me dan ganas de bajar a pedir una... jajaja). Hasta que no leí en la revista Gentleman que Estanis es un sabio "barman" no tenía ni idea que los cocktails son tan buenos como la comida, porque no los ofrecen como debieran, no los venden, de hecho a todo el mundo que le recomiendo el sitio le digo que no dejen de pedir caipiriña u otro combinado para acompañar toda la comida. También el mojito es excelente y el Tequila con jengibre un placer, y tienen un montón más . Enganchan tanto que hasta un día me tomé uno con Susana de merienda a las 5 de la tarde ;-)).

De los postres destaco uno de chocolate que tenían antes con Mikados (creo que ya no lo ofrecen en el nuevo local, y es un clásico que no deberían haber eliminado de la carta) y la tarta de ahora con chocolate salado! impresionante.

Sudestada es uno de mis favoritos, e importó a España los verdaderos sabores de oriente, de Vietnam (enlazo blog muy interesante de comida vietnamita) y de Malasia. Popularizó el lemon-grass, recientemente traducido como hierba limón y que también me harté de buscar para hacer las recetas del libro de cocina que me compré en Hanoi. Los sabores te transportan a ese húmedo Ho-chi-min, donde sólo faltan los ventiladores y los taburetes de plástico de los chiringuitos callejeros. Estos argentinos han cambiado la visión que había de la comida asiática dando un giro de 180 grados, hasta entonces sólo había llegado el glutamato y las salsas empalagosas de falsos chinos. Hay un claro antes y después de Sudestada, que hasta ha cruzado fronteras, en Bogotá conocí a unos colombianos cuyo restaurante favorito en Madrid era éste!! Casualidad?? no, magnífica cocina.

Para terminar diré que el servicio es excelente, los camareros siempre pendientes miran todas las mesas para que no falte nunca nada, Pablo saluda siempre amable y sonriente, la pena es la introversión-timidez de Estanis. Llevo 4 años yendo asiduamente, me he gastado lo que no está escrito, he llevado a un montón de amigos y corrido la voz, me conoce de sobra, y todavía no he cruzado con él más de un hola o adiós. Creo que una fiel clientela no merece menos que cualquier crítico, y en este país el boca a boca es muchísimo.

domingo, 6 de junio de 2010

WAKATHAI

Para ir por la noche con amigos, en pareja cena romántica o al mediodía con niños, el nuevo restaurante Wakathai es tan versátil como su comida o decoración. Nada más llegar tenemos 3 espacios para elegir, salón de la entrada, salón del fondo con más intimidad, o terraza para las cálidas noches madrileñas.

Para empezar hay que pedir un Pisco Sour, cocktail estrella de la casa, aunque la caipiriña o el mojito los hacen igual de buenos. Los que no toman cocktail antes de comer (moda que nos viene de América.... cuando me ofrecieron de aperitivo un cocktail hace 10 años en Venezuela, estaba escandalizada, pensé "pero si las copas se toman después de comer!" menos sabía que ahora por aquel entonces...) al grano... que los que no quisieron cocktail se tomaron una cervecita Inedit, la que se inventó Adriá.

De primero llegaron unos tiraditos (cruce del sashimi japonés y ceviche peruano) con salsa de huacatay (hierba aromática que inspiró el nombre del sitio), un ceviche de corvina marinado en salsa de tigre, Nems o rollitos vietnamitas y la degustación de ensaladas vietnamitas que consiste en unos deliciosos rollitos de papel de arroz crudo, una ensalada de lengua y oreja, y otra de hongos con carpaccio de buey.


Terminado el cocktail pedimos un vino blanco, Basa de Rueda, rico y económico. Seguimos (como dice la carta) con un Kebab indonesio de cordero, un excelente y suave pollo con anacardos y mango, unos picantes y auténticos anticuchos peruanos (de corazón de ternera!) que aunque da cosa, están muy buenos!, secreto ibérico, langostinos con salsa picante y para terminar un curry de ternera. Acompañan a estos platos un arroz chaufa, típico peruano, y otro con choclo (tipo de maíz grueso peruano) y cilantro que está bien sabroso.



Entre los postres destacan el conocido fondán de chocolate y el flan de coco con dulce de leche (pecado para la dieta!) que está de muerte. Para acompañar los postres nos animamos a probar una sidra de Pera ! que nos ofrece el camarero muy amable. Sidra de pera! nunca había oído hablar de ella y está muy buena, invento de franceses creo... y para terminar una buena comida un buen café ristretto italiano marca illy.

La sensación final es que se come muy rico en este restaurante, tienen detalles muy bonitos, la cubertería, la vajilla, las servilletas grandes, suaves y de buena tela..., y la relación calidad-precio es estupenda. El menú degustación son 30€, bebidas aparte, pero claro con lo que bebo yo y la gente que me acompaña las cuentas que pagamos casi son el doble jejeje...

Walter, el cocinero y propietario, es argentino (no peruano) y sale siempre a preguntar que tal y a explicar algunos platos. Todo un detalle que se agradece y muy pocos cocineros de otros sitios lo hacen. Le deseamos mucha suerte y todo lo mejor, con una carta así y el buen trato que dan tienen el triunfo asegurado.

calle Conde Duque, 13. Telef. 91 541 7876

miércoles, 2 de junio de 2010

CASA TORIBIO



Como todos los años por estas fechas (Feria de San Isidro) no faltamos a nuestra cita en esta antigua casa de comidas.
Y siempre pedimos lo mismo Rabo de Toro de Lidia, sí de Lidia que con un cartel anuncian en la puerta que tienen la exclusiva de todos los rabos de los toros que se lidian en Las Ventas y un montón de plazas más.

Lo maceran en vino de Toro todo un día, y desde luego para mí es una esquisitez que no me pierdo un par o más de veces al año. De entrante unos ibéricos o ensalada de tomate y ventresca y de postre unas sabrosas cerezas de temporada y una tarta. Para beber un Fariñas de Toro, cuya uva, la tinta de Toro, es mi favorita y cada día con ella se consiguen mejores caldos.

El servicio quizás demasiado ágil, terminamos de cenar en menos de una hora, Toribio el propietario siempre está al pie del cañón, y se preocupa por los clientes. La cuenta es otro cantar, si no hubiéramos pedido unas magníficas almejas de primero hubiera salido más razonable, pero las conchas, muy ricas por cierto, nos salieron por 30€.

Totalmente recomendable, este sitio es obligatorio conocerlo, el ambiente después de la corrida es digno de vivir, y un sitio estupendo para llevar guiris u otros amigos de fuera. Hace poco me he enterado que en Cataluña no es costumbre comer rabo, que raro, cuantas cosas se pierden estos "polacos" con sus manías, luego lo prueban les encanta...

calle Cardenal Belluga, 14 - Madrid - 913 559 020
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